La palloza, la construcción más emblemática de la zona es de origen pre-romano y se siguió utilizando hasta mediados del siglo XX. De planta circular u oval de entre 10 y 20 metros de diámetro, paredes de piedra (lajas de pizarra) y cubierta vegetal de paja de centeno de forma cónica -el “teito”-. En estas casas personas y ganado compartían el espacio aprovechando así el calor que desprendían los animales para vencer los largos y fríos inviernos. Se acompañan estas construcciones en muchas ocasiones por hórreos, cabañas, corrales u otras edificaciones auxiliares que dan al conjunto el grado de autosuficiencia necesaria, ya que en muchas ocasiones las personas que las moraban podían quedar aislados por las intensas nevadas.

Balouta, Pereda de Ancares o Campo del Agua albergan todavía una buena muestra de estas pallozas. En otras poblaciones como Burbia, Suarbol, Teixeira o Porcarizas se puede disfrutar de una arquitectura tradicional basada en la pizarra y la madera, gracias a su especial conservación de sus construcciones. En definitiva, una Reserva de la Biosfera en la que perderse y disfrutar de cada rincón.